YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

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23/3/12

UNA LECCIÓN DE VIDA


Había un hombre que tenía cuatro hijos. Él buscaba que ellos aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente; entonces el envió a cada uno por turnos a ver un árbol de peras que estaba a una gran distancia.

El primer hijo fue en el Invierno, el segundo en Primavera, el tercero en Verano y el hijo más joven en el Otoño.

Cuando todos ellos habían ido y regresado, él los llamo y juntos les pidió que describieran lo que habían visto.

El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, seco y retorcido.

El segundo dijo que no era así; que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.

El tercer hijo no estuvo de acuerdo, él dijo que estaba cargado de flores, que tenía un aroma muy dulce y era muy hermoso, era la cosa más llena de belleza que jamás había visto.

El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, él dijo que estaba maduro, lleno de vida y satisfacción.

Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, por que ellos sólo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol. 

Él les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, por solo ver una de sus temporadas, y que la esencia de lo que son, el placer, alegría y amor que viene con la vida puede ser sólo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.

Si tú te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño.

21/3/12

Para pensar un poco


HUELLAS EN LA ARENA

Una noche soñé que caminaba por una playa acompañado por Dios.

Durante la caminata muchas escenas de mi vida fueron proyectándose en la pantalla del cielo.

Según iba pasando cada una de esas escenas, notaba que unas huellas se formaban en la arena.

En algunas ocasiones aparecían dos pares de huellas, otras solamente aparecía un par.

Esto me preocupó grandemente porque pude notar que durante las escenas que reflejaban etapas tristes en mi vida, cuando me hallaba sufriendo por tristezas, penas o derrotas, solamente podía ver un par de huellas en la arena.

Entonces le dije a Dios: -“Señor, tú me prometiste que, si te seguía, tú caminarías siempre a mi lado. Sin embargo, he notado que durante los momentos más difíciles de mi vida sólo había un par de huellas en la arena: ¿Por qué cuando más te necesitaba no estuviste caminando a mi lado...?”

 El Señor me respondió: -“Las veces que has visto sólo un par de huellas en la arena, hijo mío... ha sido cuando te he llevado en mis brazos”.

6/3/12

Para entender la Cuaresma


¿Qué es la Cuaresma?

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión (cambio de vida), que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos, día que se inicia la Semana Santa. A lo largo de este tiempo, sobre todo los domingos, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios. 

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual. 

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, rezando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

 40 días
  
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. 

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo I, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia.